miércoles, 2 de enero de 2013

OTROS OJOS



Eran como las seis de la tarde, cuando me despedí de mis padres y empecé a rodar.

El sol apretaba aún sobre Cabra Corral, y la ruta estaba cargada porque volvían todos de pescar, pasear, trabajar, más que nada descansar…

Pedalendo, pedaleando, llegue hasta Moldes donde me encontré con un amigo, que me dijo que parecía un turista. Charlamos, y esperé a que bajara un poco el sol. Y entonces seguí.

"Yo nuca sentí ningún perfume”. Me dijo otro amigo cuando le comenté. Eso viene a que le dije que en el camino había sentido perfume a Paltas, y a otros árboles que no se identificar.


También me ladraron y siguieron los perros. Me agarro la noche. Me dejaron sordo los coyuyos. Y me cansé. Pero lo más importante es que descubrí porqué ese camino, ese paraje, se llama así.

Chivilme, era un grupo originario que habitó esta zona de Salta, que luego se transformó en un reducto militar de los Incas cuando expandieron el Tahuantisuyo. Hoy está lleno de fincas, y casitas de peones rurales.

Cuando llegué a Chicoana eran como las ocho. El pueblo tranquilo y muy religioso salía de la Iglesia. ¿Quién pensaría que un pibe que parecía un turista estaba redescubriendo su provincia, o simplemente viéndola con otros ojos?